Las semillas que introdujimos en la tierra están brotando, tenemos unas 200 lechugas en un espacio de 30×45, sí ¡200!. Nos damos cuenta de la cantidad de lechugas que tenemos pero que no todas crecerán ya que para que se desarrollen de forma amplia necesitan su espacio. Nosotros no tenemos tanto espacio en el cole ¿pero y si lo tuviéramos?… Durante casi 10 días las semillas estaban en la tierra y no parecía ocurrir nada pero de pronto pequeños brotes. Ahora reconocemos desde el principio este alimento, si alguna vez nos se vuelve a cruzar en nuestro camino, sabremos reconocerlo. Hemos sido nosotros quienes lo hemos plantado, esperado y visto nacer. Lo vivido en el cuerpo poco tiene que ver con lo aprendido en la mente. Pueden ser aprendizajes complementarios, no decimos que no pero ahora tenemos la certeza de saber, una vez habiendo vivido las cosas. Cuando los demás las viven y nos transmiten su conocimiento a veces no es suficiente.
Gracias peque huerto por darnos la oportunidad de aprender desde este lugar.
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